Blanca Orozco, arte y vida…

IAM/Pymestrecho  Llegó a la entrevista tras enviar un cuadro a New York, “un americano que pasó por el estudio y se enamoró de él, era un cuadro de la Bahía de Algeciras”. Sus obras cuelgan en lugares tales como el Museo de Arte Contemporáneo  de Sofía (Bulgaria) o la Banca Privada en Ginebra (Suiza).  Ella es uno de los máximos exponentes en cuanto al arte en esta tierra de artistas “hay muchos y muy buenos”, descubre a Blanca: a la persona, artista, emprendedora… a la pintora de trazos libres y valientes. FOTOS TOMOYUKI HOTTA

 

 

 

Vive en el campo, burrito incluido. Trabajadora incansable tiene claro que la inspiración viene del pico y pala…La Infanta Elena se paró frente a un cuadro suyo en Bulgaria y dijo, “me recuerda la luz de Cádiz, ¿eres andaluza? ”. Era una obra conceptual, el arte es un universo para aquel que logra disfrutarlo….sólo dos detalles, su vestido es de María Malo (una de nuestras primeras entrevistas), conocía a Tomoyuki Hotta de realizar eventos solidarios…éstábamos entre amigos.-¿Cómo fue tu infancia en Algeciras?

 

BO: Mi infancia en Algeciras fue muy buena, la recuerdo con mucha alegría. Vivía en Villa Palma y mi primera imagen de Algeciras es la que antes se veía desde la Plaza Alta,  el Peñón

-¿Dónde estudiaste?

 

BO: Estudié en la Huerta de la Cruz, pero después, decidí que no quería estar en un colegio de monjas porque era de mentalidad moderna y libre. Mis padres me cambiaron de instituto y allí podía relacionarme mucho mejor. 

-¿Dónde viviste en tu infancia?

 

BO: Hasta los diez años viví en Villa Palma. Luego nos mudamos a la Plaza Alta. 

 

-¿Cómo fue tu  crecimiento personal y profesional?

 

BO: Mis amigos y yo éramos terribles. De paseo salía mucho con mi hermano mayor. Me gustaba salir con gente mayor para poder aprender un poquito más de las cosas. Recuerdo que la feria era mucho más animada antes, luego íbamos a los chiringuitos del Rinconcillo en verano, al Bucanero, al Coco Loco. Yo lo veía más divertido y sano que ahora.

Luego me empecé a aburrir por causa de mi carácter, el cual me pide mucho más. Todo se me hace pequeño y quería seguir conociendo gente en espacios diferentes. Mi peor enemigo es el aburrimiento. 

Más adelante me fui a Sevilla a estudiar arte y allí estuve en una academia por casi 9 años. En esa ciudad tienes la oportunidad de que tu mente se abra mucho más debido a que es una capital. No me quería volver a Algeciras. De hecho alargué mis estudios por un año más haciendo el CAP (Curso de Adaptación Pedagógica).

En esa época tenía claro que no quería dedicarme a dar clases sino a ser pintora. En esos tiempos me empecé a introducir en el mercadillo de artes en Sotogrande, me traía los cuadros que pintaba en clase y los vendía.  Los domingos también me iba al mercadillo de Sevilla, era un sitio muy bello y vendía mis pinturas. 

 

 

 

 

A los 24 años me sentía en el mundo de la fama y durante siete años viví de la pintura. Una de las exposiciones que más recuerdo es en Madrid, cerca de la Puerta de Alcalá en una casa preciosa. Me subí a Madrid en una furgoneta con 20 cuadros y ese día pude venderlo todo. Mi vida era así y yo estaba encantada. No soy ambiciosa y tenía una libertad económica impresionante.

Cuando pintaba tenía mi libertad, tenía mi coche e iba a cualquier lugar que deseara. La cosa vino a peor y llegó una época de crisis, vi como  algunos de mis clientes tuvieron que vender sus propias casas y  dejaron de comprarme.

La docencia es una cosa que me ha gustado pero no más que pintar. Diez años después comencé a ejercer  la docencia tras haber estado un año en Berlín. 

 

-¿Qué es lo que te da Tarifa que no encuentras en Algeciras?

 

BO: Parece que hay una filosofía en el ambiente de vida mucho más relajada. Hay un flow maravilloso. Algeciras en comparación con Madrid es relajada, entonces imagínate Tarifa, es como si estuviera en stand by de las cosas. Me relaciono con gente que tiene más o menos mi edad y es como si todos estuviéramos programados para pagar las deudas y la hipoteca.

En Tarifa es mucho más el día a día, ser feliz con el estilo de vida, ser emprendedor así como la mayoría de mis amigos. Al ser cada uno de un sitio, eso me da una apertura de mente mucho más amplia.

-¿Cómo reaccionas cuando otras personas hablan mal de Algeciras?

 

BO: ¡Mato! Me da mucha rabia que hablen de las cosas sin conocerlas. Algeciras es mi tierra y tiene cosas y gente muy buena. Eso sin contar los artistas que han salido de aquí. En el Campo de Gibraltar veo el mismo ambiente y paisaje y yo siempre trato de hablar muy bien de mi tierra.

A los tarifeños yo les digo que han podido nacer en el mismo lugar que yo, el Punta Europa (risas). El problema del tarifeño es que es muy cerrado. 

-¿De dónde proviene el amor al arte?

 

BO: Mi padre, a pesar de ser abogado, dibuja y pinta muy bien. Nos han inculcado el arte desde muy pequeños. En casa siempre sonaba el piano, la música o mi padre estaba dibujando. Mi hermano se dedica al piano y el menor a la fotografía y el video. Ellos nos han inculcado buenos valores y principios.

 

 

 

-¿Cómo es un día normal en tu rutina? ¿Qué sientes cuando pintas?

 

BO: Yo me despierto muy temprano, como las gallinas y eso se debe a que vivo en el campo. Te empiezas a acostumbrar al horario de campo al amanecer y al anochecer. Yo soy mucho más productiva en la mañana. Mi día preferido es cuando puedo pintar todo el día. Voy del campo al estudio y empiezo a trabajar, la verdad es que esto me consume un porcentaje de energía importante. Eso tiene que ser una disciplina.

En un estudio hay muchas cosas que hacer además de pintar como: preparar los soportes, los lienzos, montar…Cuando tú tienes un proyecto, trabajas mucho mejor y más comprometido. No es lo mismo pintar sin tener un objetivo a pintar en un lugar donde vayas a presentar una exposición. 

Mis proyectos los veo como mis propios libros o películas, nunca voy a hacer una exposición sin tener claro lo que busco, siempre tiene que haber un ritmo en la exposición.  Hice una exposición en homenaje a Marta Gil donde traté de confeccionar todo, desde cómo iba a ir enmarcado hasta el tema en el que me inspiro. Yo pinto un cuadro siempre imaginando el conjunto de las cosas. 

 

 

 

 

-¿Cuántas horas puedes trabajar por día?

 

BO: Eso depende, en realidad es muy relativo. Hay rachas en las que trabajo 3 y otras 8. Incluso cuando trato de descansar viendo una película yo visualizo lo que voy a pintar. El artista está continuamente creando y no te desconectas. 

Sin horarios ni relojes, pero en Tarifa manda el viento, eso es inevitable. Cuando hay días de levante y me siento agotada, decido ir a la playa porque necesito aire, oxigenarme y andar. Luego vuelvo, almuerzo y continúo. Si hace viento pinto más y si hace  un día bueno tomo algunas pausas. En Berlín cuando hacía sol, tomaba la bicicleta y me iba a pasear. A mí me gusta pintar y vivir.

 

-¿Hace cuánto no tomas vacaciones?

 

BO: En realidad no lo recuerdo. Yo me aburro mucho si no estoy pintando. La felicidad del artista es estar en constante creación. Cuando viajo a Madrid llevo una libreta donde apunto las ideas que me van surgiendo, siempre estoy activa. Siempre tengo la sensación de poderme expresar en cualquier momento. No me imagino en Punta Cana con una pulserita…. 

 

 

 

-¿Es difícil ser pintora en Algeciras? ¿Se puede vivir del arte?

 

BO: En Algeciras no. Si depende de la población de Algeciras no se podría desafortunadamente. Yo calculo que hay apenas un 1% de clientes que sean algecireños. Hay unos dos o tres que me compran por capricho.

 

-¿Cómo es el mundo del arte en Algeciras?

 

BO: Si te refieres a artistas, hay muchos y muy buenos. Considero que hay gente muy buena en el Campo de Gibraltar pero no los valoramos ni apoyamos. Suele suceder en las salas municipales que pretenden que tú pintes y expongas, y al lado ponen a un principiante, eso le baja el prestigio a esta profesión. No saben distinguir entre una sala de profesionales y principiantes. 

En Tarifa me dijeron un día que pintar era mi hobby, pero por la cara que puse supieron que era mi profesión. 

 

-En el aspecto empresarial, ¿cómo te definirías?

 

BO: La palabra empresaria parece que no tendría que ver mucho con mi profesión, pero al final lo eres. Aparte de pintar impulsas tu carrera, dictas clases, cursos  y muchas cosas relacionadas. Para vender y enviar  una obra por ejemplo a Estados Unidos, necesitas un mes para realizar todas las gestiones necesarias.

 

-¿Por cuánto vendiste tu cuadro en Nueva York?

 

BO: Ese cuadro se ha vendido en 2.200 euros. El cuadro más caro que he vendido ha sido por 6.000 euros. Esa pintura está en la casa de una arquitecta en Málaga. 

 

-¿Hay cuadros qué te han causado nostalgia?

 

BO: Sí,  todos los cuadros los has parido tú. Hay cuadros que por tu historia personal o el momento en el que salen te duele desprenderte más. 

 

-Cuéntame sobre tu primera formación profesional…

 

BO: A Juan y Lina yo los llamo mis padres artísticos. Empecé con 9 años y salí con 18. Allí era una base súper sólida y durante 8 años estuve dibujando y pintando mucho. Tenía mucha práctica con los pinceles. De hecho nunca le he tenido miedo a pintar, usar colores o aplicar brochazos. 

 

 

-¿Conoces la realidad de la Escuela de Arte de Algeciras?

 

BO: La sensación que me da es que tiene un nivel bueno. Los profesores que conozco son muy talentosos, lo que me da a entender que hay mucho nivel. El edificio es precioso. 

 

-¿Tu familia te ha apoyado?

 

BO: Mi familia siempre me ha apoyado a pesar de los momentos complejos. Siempre les cuento a mis alumnos que hagan lo que hagan, se lo tienen que creer. Nadie te regala nada.

 

 

-¿Cómo ha afectado internet a la pintura?

 

BO:  Hoy en día y con la aparición de las nuevas tecnologías, se ha abierto un campo brutal en beneficio y perjuicio de las galerías. Gracias a esto se han abierto nuevos caminos y mercados. Gracias a internet tenemos la opción de hacer una crítica de otros artistas. Las nuevas tecnologías y educarse está al alcance de todo el mundo. 

 

 

-Para ti, ¿qué es AlCultura? 

 

BO: Yo siempre dije que los contenedores de AlCultura debían estar en el Paseo Marítimo. Llevar el arte contemporáneo a las afueras es un error para mí y dice mucho de una ciudad. Deberían traerlo dentro porque la ubicación no es la mejor. Un sitio como Algeciras donde la climatología es variable y llueve de lado…la ubicación de AlCultura no es la mejor. Considero que hacen una labor muy importante (conciertos y exposiciones). 

-¿AlCultura se ha politizado?

 

BO: Considero que no. El problema radica en el interés cultural de las personas, veo a los mismos 10 de siempre. 

 

-¿Cómo te gustaría que fuera tu futuro?

 

BO: En mi futuro me veo pintando, “déjame como estoy”. Yo me recuerdo pintando en los buenos tiempos. La docencia me gusta pero tiene sus cosas amargas y complicadas. Esa rapidez con la que vivimos hace  que todos queramos vivir igual de rápido. Mis estudiantes hay veces que quieren pintar igual que yo sin tener un aprendizaje ni tiempo previos.

Es como en el fútbol, todo requiere un entrenamiento arduo y dedicado. La gente no quiere dedicarle tiempo a las cosas. Un niño creativo, es un niño que mañana te resolverá un problema. Ellos saben cómo manejar un móvil sin conocer sus funciones. Esto te demuestra los alcances de la inteligencia del ser humano y que somos muy intuitivos. No entiendo como los mayores han perdido ese tipo de iniciativas. Tú no puedes ir en contra del tiempo ni de las nuevas tecnologías.

 

 

 

-¿Cómo ha evolucionado tu pintura?

 

BO: Con 24 años empecé a pintar de manera natural la abstracción. Un día me plantee dibujar el silencio en vez de una palmera. Como empecé de niña, quería hacer cosas diferentes. A los 9 pinté de todo y no me quedé en eso. Mi mente iba por otro lado. 

Si la pintura tiene el trazo, el gesto, el color; no me hace falta pintar la palmera y más cuando ya ha surgido la fotografía.  A los 24, yo me planteo pintar otras cosas. Ya empiezo a investigar más acerca de los blancos y las texturas,  planteo mis exposiciones como si fueran historias y algo que quisieran contar.Yo creo que mi pintura ha madurado, se van limpiando y puliendo cosas.

Considero que tu pintura va creciendo contigo. La blanca de hoy en día con 41 años, es muy diferente a la Blanca con 30 o 24 años. La obra va con el artista y es muy bonito que vayamos creciendo juntos. Yo ahora veo cuadros y obras más antiguas y veo lo mucho que he crecido a nivel profesional. 

 

 

 

-¿Tienes alguna anécdota profesional?

 

BO: La pintura me ha traído momentos y recuerdos muy bonitos. La época de Sotogrande fue muy buena. Un señor me dejó a mi disposición una casa de 500 metros por el simple hecho de que le caía muy bien. Él pensaba que yo pintaba gordas y feas (risas). El tío era muy humilde, pues era el dueño del edificio entero y me dejó hacer una exposición en una inauguración. Al final la gente te sorprende mucho. Son clientes que conocí en Sotogrande y recuerdo con mucho cariño, confiaban en mí y me querían muchísimo.

La gente pensaba que, por ser noviembre y en plena época invernal, no iba a ir nadie. Lo particular fue que sobre las 8 sonó el timbre y comencé a vender. En ese entonces tenía 25 o 26 años. Yo siempre he sido muy prudente con los precios. He tenido bellas anécdotas como las de vender pinturas en Madrid, viajar en mi furgoneta, cargar las pinturas yo sola…. he trabajado mucho para conseguir lo que he logrado. 

 

 

 

-¿Haces deporte?

 

BO: En este momento no, pero me gusta mucho la equitación y quisiera retomarlo.

 

 

-¿De dónde viene el I+D de tu empresa?

 

BO: Es una constante en mi empresa. Continuamente intento seguir investigando y aportando lo nuevo. Soy una persona que si repito algo, me aburro y me agobio. Tengo que estar buscando estímulos continuamente de donde menos te lo esperas. Ya sea en un viaje, un bar o un concierto.

 

 

-¿Qué queda de Blanca Orozco con 16 años?

 

BO: Creo que aún perdura la ingenuidad (risas). 

 

 

 

-Un libro, una cita y una película…

 

BO: Mi libro favorito es “La sonrisa etrusca”; una película sería “Las cosas que nunca te dije” pues habla mucho de sentimientos y la manera de comportar del ser humano; y la cita sería “Tardé unos años en pintar como los grandes maestros y toda una vida en aprender a pintar como los niños”. 

 

-¿Qué música escuchas?

 

BO: Escucho de todo. Hay días que la necesito para trabajar y distraerme un poco.

 

 

-¿Qué escuchaste esta mañana mientras pintabas?

 

BO: Esta mañana escuché Monsieur Periné, es un grupo colombiano fantástico. Lo conocí a través de una artista que canta en la calle. De hecho pinté un cuadro en inspiración a ellos mientras sonaba la versión de una de sus canciones titulada “Nuestra canción”. Ellos meten violín, contrabajo, trompetas… La vocalista es chulísima.

 

 

 

-¿Hay mucho desconocimiento con respecto a todo?

 

BO: Total. Si no viajamos, no podremos abrir más nuestra mente. Eso también se tiene que inculcar en los niños. En mi entorno aún hay gente muy cerrada y me sorprende que en pleno siglo 21 tengamos todavía esas mentalidades. Si yo veo un niño así, créeme que aportaré mi granito de arena para cambiarlo de parecer. Tienen que salir, moverse, hablar con otras personas.

 

-¿Qué consejo le darías a los artistas que están comenzando?

 

BO: El único consejo es que trabajen mucho. Además, que se rodeen de muchos profesionales, trabajar mucho y ser bueno en lo que haces.

 

-¿Cuál ha sido el obstáculo más grande que te has encontrado en tu carrera?

 

BO: El obstáculo más grande ha sido la crisis económica. Es un palo con el que tú no puedes luchar porque desgraciadamente el artista necesita pasta para seguir pintando. Antes teníamos el concepto del artista hippie que vivía en una furgoneta, pero la realidad es que necesito pagar mi alquiler, la seguridad social, los materiales con los que pinto… 

Yo he hecho de todo hasta freír patatas en Berlín y no me pesa decirlo. Con lo que ganaba compraba materiales para seguir pintando y cumplir mis metas. Yo siempre le digo a mi hermano menor que hay que trabajar mucho para lograr las metas porque en la vida nadie te regala nada. No hay un año en el que no haya hecho una exposición porque nunca he dejado de pintar. Si no se vende, no se vende. Yo siempre he confiado en que las cosas tienen sus frutos. Lo bueno de la crisis es que se puede salir de ella, la crisis ha barrido a mucho “artistilla”, todo el mundo se creía un súper artista por el hecho de pintar dos rayas.

Al año siempre hago una buena exposición, con contenido. Un alumno me decía: “Qué bien Blanca, ya tienes un cuadro tuyo en Nueva York”. Le respondí: “No te confundas Mariano, tengo varios”.

 

 

 

 

A través de mi trayectoria he dejado obras en Madrid, Bulgaria, Nueva York, Berlín. Hay personas que son cercanas y creen que por ser del Campo de Gibraltar no se puede ser un buen artista, han ocurrido situaciones donde me he tenido que poner “chula”. Todos los domingos cargaba el coche, me iba a Sotogrande y armaba el puesto para vender mis pinturas. Hay días en los que vendía 3.000 euros. Cuando llegó la crisis no vendía nada. Con 24 años tú crees que puedes vender todo y que las cosas son maravillosas. El tema es que con 40 tú no sabes que pueda llegar a pasar. Tienes que creer en ti mismo, crecer y seguir luchando.  

 

 

 

Blanca es luz, es fuerza, es la demostración de que la persistencia en lo que crees tiene su recompensa y ella quiere “pintar y vivir”… con eso crea arte y además lo comparte, transmite lo aprendido en su camino a todo aquel que quiera beber de su sabiduría, de sus errores y aciertos, de una vida dedicada al arte por amor al arte…

 

 

 

Foto: Actividad en el taller de Blanca orozco en Tarifa

 

 

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