Se nos ha ido José María Barea.Por Emilio Ríos

IAM/ERV En esta nefasta semana he perdido a dos grandes amigos que me enseñaron muchas cosas positivas en la vida, por una parte, el padre Sebastián Llanes, que fue mi profesor de Religión en el IES “Isla Verde” cuando cursaba B.U.P y que luego ya siempre fue mi amigo y una persona que siempre me gustaba encontrar en la calle para hablar de su Cádiz C.F o de cualquier asunto social, cultural o espiritual.

 

 

La otra persona que se me ha ido esta fatídica semanaha sido José María Barea, al que ayudé a editar un poemario que recogía lo más granado de su obra poética y que llevó por título “Ensalada de pensamientos” y del que conservo en mi ordenador artículos inéditos y rarezas que se quedaron en el tintero por no guardar unidad con lo publicado. Activo miembro del club de leones, articulista defensor del patrimonio algecireño, especialmente de su feria real, hombre solidario y bueno, tuve el placer de conocerlo en los anuales homenajes a la madre que el club de leones realiza todavía en el monumento dedicado a ellas en Algeciras.

Como póstumo homenaje quiero hoy publicar una colección de dichos y chascarrillos cómicos que él tituló “Cosas de los chiquillos un poco rarillos” y que demuestra su afición a jugar con las palabras y sus dobles o triples significados, acertando a crear estas curiosas e ingeniosas frases llenas de talento que, sin duda, harán las delicias de los que gustamos de paladear las inmensas posibilidades que nos dan los vocablos que conforman nuestra rica lengua. Utiliza las relaciones semánticas de las palabras, es decir, la sinonimia, la antonimia, la polisemia, los distintos tipos de homonimia y la paronimia con maestría y sagacidad. Reproduzco algunas como homenaje a su aportación a las letras algecireñas: 

 

– Era un alumno tan sensible que con las lenguas muertas se vestía de luto.

– Era un alumno tan amante de las matemáticas que se fue de vacaciones a Italia para conocer personalmente a los números romanos.

– Era un alumno tan honrado que, cuando sumaba no quería llevarse ninguna.

– Era un alumno tan ingenuo que creía que CERO era la mitad de DIEZ.

– Era un alumno con tanto que recuperar que no se salvaba ni en la UCI.

– Era un alumno tan inocente que en las evaluaciones si le ponían SUFICIENTE creía que no tenía que estudiar más.

– Era un alumno tan optimista que cuando le dieron el quinto cero consecutivo en gimnasia se hizo un escudo olímpico.

 

Descansa en paz junto a tu esposa, querido amigo.

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