Margallo considera el acuerdo de Gibraltar “un disparate difícil de implementar en la práctica”

En una entrevista con Efe con motivo de la presentación de su nuevo libro sobre Gibraltar, Margallo disecciona los acuerdos y preacuerdos alcanzados entre España y el Reino Unido, vendidos como “una victoria diplomática” por el Gobierno y que suponen la renuncia a todos los intereses españoles y la permanencia de una “distorsión” como es un paraíso fiscal y el mantenimiento de “una colonia que a su vez tiene como colonia al Campo de Gibraltar”.

Así, con la negociación en el marco del brexit, se ha perdido la “mayor oportunidad” de defender los intereses de España: “es como si tienes un okupa en tu casa, dice Margallo, “y la UE te da las llaves y dice que todo lo que se haga se negociará cuando usted quiera, y tu coges y les dices a los okupas ‘usted no se preocupe, usted siga ahí tan tranquilo que además yo le voy a pagar la electricidad, el gas y la tasa de basuras…¿para qué queríais entonces la llave?. No se entiende, no se entiende”, lamenta.

Titulado “Gibraltar, la segunda rendición”, el libro realiza un recorrido histórico y político desde la antigüedad hasta nuestro días, de la importancia estratégica del peñón y de su relevancia en el debate sobre la descolonización y pretende ser un “libro de referencia sobre Gibraltar, porque no hay ninguno que contemple el aspecto cronológicamente en toda su dimensión y todos los aspectos: Utrech, Naciones Unidas, brexit, temas económicos, de defensa…”, cuenta el autor.

Firmado a medias con quien fuera su secretario de Estado para la UE, Fernando Eguidazu, el texto desgrana también la propuesta de cosoberanía que Margallo ya defendió cuando estuvo al frente de la diplomacia española y que el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, decidió archivar.

La propuesta suponía ventajas para todos: 40 años de cosoberanía en materia de exteriores y defensa, para hacer una gran base Rota-Gibraltar, no habría Verja y Gibraltar habría formado parte de Schengen y de la unión aduanera, doble nacionalidad, respeto a las instituciones de autogobierno y crear una zona económica especial entre Gibraltar, Campo de Gibraltar y Ceuta, enumera nostálgico.

Por contra, el preacuerdo firmado por la actual ministra, Arancha González Laya, “es un disparate y muy difícil de implementar en la práctica” ya que implica resolver algunos problemas del día a día y “aparcar” la cuestión de la soberanía para más adelante, critica.

“Cuando tú renuncias en una negociación, desde el principio, a tu objetivo principal estás perdido”, asegura antes de enumerar:

“¿Qué quería Reino Unido? la soberanía y una base que paguemos nosotros, porque ya es gratis, Reino Unido no invierte nada; ¿qué quería Gibraltar? seguir viviendo el mejor de los mundos, con un régimen fiscal especial, con una autonomía amplísima y dentro del mercado interior de la UE, y qué quería España? La soberanía, acabar con el paraíso fiscal y acabar con un modelo de dependencia del Campo de Gibraltar”.

Pero, “en el momento en que tu renuncias a plantear la soberanía, te estás rindiendo, y en el momento en que entregas todas las bazas para negociar qué es el mantenimiento del régimen fiscal especial y la movilidad de personas y mercancía,s y estás renunciando a los activos para el siguiente ased… la siguiente negociación”, se corrige al vuelo.

“¿En qué momento va a tener una oportunidad mayor?, Lo que no puede ser es que Gibraltar esté mejor con el Reino Unido fuera de la UE que con el Reino Unido dentro”, lamenta.

Tampoco el tratado de fiscalidad firmado por el Reino Unido y España resuelve el problema principal, que es la falta de impuestos indirectos y la inexistente fiscalidad de las empresas, y los cuatro memorandos de entendimiento sobre tabaco, medio ambiente, derechos de los trabajadores y cooperación policial y aduanera van a resolver nada ya que no tienen valor jurídico vinculante.

Lo único que se ha conseguido es “darle a Gibraltar una estatalidad que no tenía, sin decir ni una palabra del régimen fiscal y sin resolver ninguna de las distorsiones del sistema”, asegura.

Por todo ello, el exministro considera la negociación cerrada por González Laya un “perfecto desastre” que revela la falta de voluntad nacional y el hecho de que “hemos abandonado” la idea de recuperar Gibraltar o de defender el interés nacional: “es un giro radical, es síntoma de la pérdida del concepto de la misión histórica de España, dentro y en el mundo”.

Pero Margallo tiene aún una esperanza, que la UE rechace los términos del preacuerdo entre España y el Reino Unido para no tener que perpetuar la “distorsión”.

La otra, es que el Gobierno consiga que el acuerdo que se firme no sea definitivo, “que tenga un plazo temporal, aunque sea largo, porque si no estás atando las manos de todos los gobiernos que vengan detrás”.

Y concluye con la misma frase que concluye su libro “si el Gobierno persevera hoy en contemporizar y no afrontar el problema, estaremos protagonizando la segunda rendición de Gibraltar”.

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