Arbolado urbano en Algeciras (I)

Descrito por Carl Von Linneo en 1759 con el nombre de Magnolia grandiflora (dedicado al médico y botánico francés Pierre Magnol) hace referencia al gran tamaños de sus flores -que superan con facilidad los 20 centímetros de diámetro- y que es una de las razones de su popularidad en el arbolado ornamental. Sus grandes hojas tienen un color brillante y son especialmente aromáticas, mientras que su tronco, oscuro y liso en los primeros años, tiende a agrietarse y escamarse conforme va creciendo. Sus frutos aparecen en una especie de piña agregados como pequeños piñones envueltos en una fina capa pelosa (arilo), muy apreciados por codornices, o pavos. La copa es amplia, con follaje perenne y puede superar los veinte metros de altura. En su conjunto, y fuera del periodo de floración -desde finales de primavera hasta mediados de otoño- pueden confundirse con los Ficus, y especialmente con los Ficus microcarpa, el gigante que desde 1931 vive en el Secano junto a la antigua jefatura de la Policía Local.

Un fósil viviente.

Los magnolios pertenecen a uno de los linajes de plantas con flores (angiospermas) más antiguos. Apenas han evolucionado desde su aparición, por lo que se les considera un fósil viviente. Requiere de la complicidad de insectos, aves y mamíferos tanto para su polinización como para la dispersión de sus semillas, por lo que siguen una estrategia que les sirvió para sobrevivir a sus ancestros a la extinción masiva del Cretácico- Paleógeno hace 66 millones de años, donde más de las tres cuartas partes de las especies de animales y plantas desaparecieron de la faz de la Tierra. Como curiosidad, sus grandes flores están adaptadas a ser polinizadas por escarabajos, ya que las abejas aparecieron millones de años después. Es por ello por lo que vemos una serie de adaptaciones evolutivas en sus flores para optimizar el proceso de polinización por escarabajos palinófagos (se alimentan de polen). El magnolio es capaz de producir gran cantidad de polen para asegurar que impregnan a estos escarabajos, y con ello transportarlo de forma “accidental”  a otros ejemplares y se produzca la polinización cruzada. Además, el magnolio hace que la parte femenina de su flor madure después de la parte masculina (que produce el polen), de forma que se evite el mayor daño posible por parte de las mandíbulas de los escarabajos que se alimentan insaciablemente de su polen. Una vez que salen los frutos, éstos se cubren de una estructura de aspecto carnoso -arilo- que permiten que animales consuman sus estas semillas sin provocarles daño, y tras digerirlas y expulsarlas por las heces, las dispersan y con ello aparecerán nuevos ejemplares de magnolios. Ardillas, pavos o zarigüeyas son visitantes asiduos a los magnolios en sus hábitats naturales.

La introducción del magnolio.

Son escasos los datos que se tienen acerca de la introducción de esta especie ornamental en España. Sobre 1734 es introducida en Francia e Inglaterra, y puede que aquí se introdujese en torno a la segunda mitad del siglo XVIII. En 1801 el botánico Antonio José de Cavanilles (en otra ocasión hablaremos de uno de sus discípulos con gran influencia en el arbolado urbano de la Algeciras moderna) hace referencia a unos ejemplares existentes en los Reales Jardines de Aranjuez, primera constancia escrita de esta especie en el país. Mención especial hay que hacer a la familia Miller, afincados en las Islas Canarias a principios del siglo XIX y que trajeron consigo excepcionales ejemplares de Magnolias, buganvillas y strelitzias, además de crear el importantísimo jardín inglés de la Hacienda de las Magnolias en Tafira (Las Palmas de Gran Canaria).

En Algeciras, los primeros ejemplares fueron introducidos con total certeza por parte de los ingleses que se afincaron en la Villa Vieja, influenciados por la popularidad de los jardines canarios creados por los Miller. Actualmente son muy interesantes los ejemplares existentes en la entrada del Parque María Cristina y el monumental ejemplar situado en la Plaza del General Martí Barroso.

Flor del Parque (1)

Evolución del arbolado de la Plaza del General Martí Barroso.

Anterior al actual diseño de esta plaza, existe una excepcional imagen en la que se puede ver el planteamiento de la vegetación y el diseño de jardín de tipo francés a modo de rosaleda rematado con azulejería de cerámica vidriada en los zócalos de los cuatro parterres en los que aparecen varios ejemplares de olmos negrillos (Ulmus minor) con rosales, pitósporos y romero en sus lechos de plantación, rematado con un banco central hexagonal presidido por una gran palmera canaria (Phoenix canariensis) cuyo estípite (tronco) aparece ligeramente curvado.

Magnolio de General Martí

En la actualidad este ajardinamiento ha desaparecido, existiendo sin embargo un magnolio de extraordinario porte, en el que es posible en estas fechas estivales observar sus grandes flores que hacen honor a la descripción de su especie (grandiflora) y la disposición espiralada de sus pétalos. El aspecto coriáceo y el intenso aroma a cítrico no son más que adaptaciones evolutivas para sus polinizadores.

Magnolio 02 (1)

Magnolio

 

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