No es falso, señor Landaluce. Por Antonio Benítez

Usted sabe – pero no lo dice porque no conviene a sus intereses – que Fapacsa no ha faltado a la verdad en ninguna de las ocasiones en que ha tratado de frenar las agresiones que la gestión del consejo de administración que usted preside ha realizado – y continúa realizando – a nuestro entorno natural.

En su comunicado, remitido a los medios en estos días, la APBA trata de descalificar las conclusiones del informe del Defensor del Pueblo en respuesta a la denuncia realizada por Fapacsa, acusando a la Federación de Asociaciones de Vecinos de Algeciras de mentir pese a que – o tal vez porque – el Defensor ha encontrado justificada la denuncia.

Porque del informe del Defensor se infiere que la APBA ha pretendido la aprobación del proyecto de dragado de los bajos de la Mar de Isidro como si se tratase de un simple dragado de mantenimiento portuario, argumentando razones de seguridad para la navegación, cuando no hay tales razones, o al menos no las hubo cuando se realizaron los estudios de impacto ambiental que condujeron en su día a la aprobación de la creación de la explanada de Isla Verde Exterior. No las hubo tampoco cuando se decidió sustituir el dique de abrigo en L – previsto inicialmente apoyado en la cara sur de la explanada mencionada – por el dique abierto finalmente construido.

Aceptando – con las reservas que cualquier afirmación de la APBA necesita – que, como dice el propio comunicado, “la APBA proyecta desde 2016 dragar el Bajo del Mar de Isidro para reforzar la seguridad marítima en la Bahía”, habría que preguntarse por qué no ha figurado tal proyecto en el Plan Director de Infraestructuras sometido a información pública en otoño de 2019, tres años después.

Tras lo ya visto, siguiendo con la lógica aplicada hasta ahora por los responsables del puerto de Algeciras en las ampliaciones llevadas a cabo en Isla Verde, a menos que paremos el desastre que proponen, dentro de algunos años la APBA proyectará el dragado de los fondos y arrecifes de la propia punta de San García, en plena zona protegida por la RED Natura 2000, argumentando, como no podría ser de otra manera, razones de seguridad para la navegación. Una vez más, sin Estudio de Impacto Ambiental.

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