Gibraltar califica las colas de “inaceptable e indigna”

 Desde que comenzó 2014, la media de espera máxima para salir de Gibraltar ha sido de 93 minutos. En mayo la punta media fue de 100 minutos, de 103 en abril, de 91 en marzo, de 93 en febrero y de 81 en enero. Esto hace que los ciudadanos españoles que a diario atraviesan la frontera de salida de Gibraltar expresen su malestar en las redes sociales:·           “Socorro, ¡sacadme de aquí!”, gritaba a través de Twitter un conductor español atrapado en la cola de salida de Gibraltar el pasado día 2 de mayo, cuando el panorama que veía ante sí era de 150 minutos de cola.·           Ese mismo día, otro se lo tomaba con humor: “La gente toma ya el sol hasta en la cola de Gibraltar” y muestra una en la que un conductor había sacado la tumbona para esperar esas dos horas y media.·           Otros piden empatía a su modo y en mayúsculas: “Se tendría que poner el Ministro en la cola para entender que lo que hace es una gilipollez  e patriota de salón”·           Ángel Villar, vicealcalde de La Línea, envuelto en una cola peatonal el pasado día 28 se lamentaba: “Parece que todo sigue igual” Un análisis de los datos recabados durante este tiempo permite inferir varias motivaciones que influyen en la generación y desaparición de las colas Infrautilización intencionada de las instalaciones y controles injustificadosEl actual edificio de la Aduana de La Línea, por el que los peatones entran en España, cuenta con dos puestos de control pero uno de ellos nunca está operativo, de manera que el tiempo de espera se duplica.Ni la aduana peatonal ni la aduana de vehículos están funcionales a partir de las 21 horas. Se desvía todo el tráfico (peatones incluidos) a uno de los carriles de entrada a Gibraltar, lo que se traduce en una ralentización considerable. En definitiva, el problema no es sólo que en seis meses el gobierno español no haya acometido las obras que la Comisión Europea recomendó, sino que las instalaciones obsoletas con que cuenta están evidentemente infrautilizadas. Arbitrariedad, no aleatoriedadLas autoridades españolas afirman que los controles son irrenunciables y aleatorios, mientras que el análisis de los datos lleva a pensar que son políticos y arbitrarios. Si los controles fueran aleatorios no responderían a ciertas pautas evidentes.·           A partir de las 10 de la mañana los controles de entrada a Gibraltar impiden el paso libre a empresas de servicios españolas al territorio. Sin embargo, en ningún momento se ha intentado entorpecer (ante la previsible respuesta social) la entrada al Peñón antes de las 9 horas que afectaría a la gran mayoría de los 7.000 trabajadores en Gibraltar.·           A partir de las 4 o 5 de la tarde, de lunes a viernes, se paraliza el regreso puntual de los trabajadores a sus casas con colas en la salida de Gibraltar de alrededor de una hora que se prolongan normalmente hasta entrada la noche.·           Pero largas colas de salida de Gibraltar no se producen a esas horas en fin de semana. No hay trabajadores a los que presionar. Entonces, la cola de salida se adelanta para que sean los gibraltareños los que tengan dificultades para disfrutar de su ocio en territorio español.

 El resultado, y aparentemente el objetivo, es el estrangulamiento económico de Gibraltar y de la comarca, lo cual afecta a los trabajadores y a los sectores hostelero, de servicios y de comercio del Campo de Gibraltar. 

 

Represalia política

 

El 19 de mayo, Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, se quejó al ministro Margallo sobre “los miles de trabajadores que todos los días pasan un calvario para poder ir a sus puestos de trabajo”. La respuesta directa desde Madrid fue una jornada insufrible para la población: entre las 10 de la mañana y las 12 de la noche del día 20, durante 14 horas consecutivas, atravesar la frontera de Gibraltar con España supuso tener que sufrir controles exhaustivos con una espera media de 70 minutos y puntas de hasta dos horas y media. Gibraltar cumple, España castigaEl día 27 de mayo, el Gobierno de Gibraltar presentó un escrito a la Comisión Europea con a relación de medidas adoptadas para mejorar el tránsito en la frontera y le instó a que pidiera a España que cumpla con su obligación. La respuesta del gabinete de Rajoy fue doble: por un lado, asegurar que lo que ha hecho es suficiente y, por otro, castigar a cientos de familias con esperas peatonales de hasta 60 minutos (27 y 28 de mayo). Las fotografías de bebés, de niños cargando con mochilas y de sus padres soportando las colas de aquel día evidencian la arbitrariedad de los controles.

 

 “La pregunta más relevante sobre las colas queda sin contestar,” puntualiza Joseph García, Viceministro Principal de Gibraltar. “Si el presente gobierno de España ve como irrenunciable esta clase de control sobre la frontera con Gibraltar ¿por qué no los ejercitó antes de agosto de 2013? La única respuesta posible a todas luces es que se trata de controles arbitrarios con una clara finalidad política y que afectan a la población en general. Esto es inaceptable e indigno.” 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *