Pese al clamor del Bernabéu, Juanito no revivió frente al Bayern

TCAM-NACIONAL/DAVID SAN JOSÉ

Juan Gómez ‘Juanito’ forjó una leyenda en el Bernabéu a base de remontadas gloriosas en Europa. Hoy, miles cartulinas formaban un tifo con la cara gigante del mítico 7. La hinchada clamaba por revivir de nuevo el famoso espíritu de Juanito, pero en eso se cree o no se cree… y Mourinho no cree.

Y eso que el Madrid salió a morder, hizo el primer tiro a puerta, la primera entrada dura y estableció su sitio en campo del Bayern. Así llegó el primer gol. Di María empalmaba un balón al área y Alaba la tocaba con la mano. Cristiano, como de costumbre, se encargaba de convertir la pena máxima.

No pasaban ni 10 minutos cuando un maravilloso pase de Özil encontraba de nuevo a Ronaldo dentro del área. El astro de Madeira no se ponía nervioso y definía perfectamente ante la salida de Neuer. Fantástico comienzo de partido, un 2-0 de parcial que daba la vuelta a la eliminatoria. Fue entonces cuando salió a relucir, otra vez, la racanería de Mourinho, que mandó al equipo dar 5 pasos atrás y entregó el balón al Bayern.

El portugués tenía reciente el ejemplo de la presión que su equipo le hizo al Barsa el sábado pasado en la salida del balón, con la cual el Real Madrid consiguió media Liga. Sin embargo, incomprensiblemente, esta vez volvió a cerrarse atrás, como si de un equipo pequeño se tratase, renunciando absolutamente a la posesión del balón y, encima, en el Bernabéu.

Un centro de Kroos encontraba a Mario Gómez en el punto de penalti y Pepe le derribaba tóntamente. Robben no fallaría desde los 11 metros, aunque Casillas estuvo a punto de pararla.

A partir de ahí y hasta el descanso, el Bayern las tuvo de todos los colores, pero unas veces las paraba Iker y otras veces los alemanes finalizaban con balón fuera.

Por cierto, Marcelo, para Mourinho peor defensor que Coentrao, secó a Robben… el holandés no le desbordó ni una sola vez.

Pánico a perder

La segunda mitad se puede resumir en una sola frase: miedo a perder. Los dos equipos intentaban lanzar ataques, pero con muchísimo cuidado de no dejar desprevenida la zona de cobertura. En este sentido, Pepe se erigió en el mejor jugador del encuentro, rectificando uno tras otro todos los errores de sus compañeros, que fueron muchos, ya que el Madrid estaba muy impreciso en los pases. Pasaban los minutos y ninguno de los dos conseguía crear peligro. Cada segundo que pasaba, un jugador estampaba su firma al lado de la palabra prórroga.

Y se llegó al añadido. Kaká, Higuaín y Granero le dieron otro aire al equipo y salió a morder en el tiempo extra. De llegar el gol de alguien, sería el del Madrid. El propio Kaká y Granero tuvieron clarísimas oportunidades de matar el encuentro, pero no supieron definir ante Neuer.

Los alemanes querían que llegase ya la lotería de los penaltis… y llegó. El Bernabéu era un clamor: “Iker, Iker, Iker…” y es que éste no suele fallar. El que si marró su disparo desde los 11 metros fue Cristiano. Por enésima vez se cumplió esa máxima del fútbol que dice que el mejor jugador siempre falla en la tanda de penaltis. Pero es que el segundo lo tiró Kaká y también lo falló.

Sólo un Santo podía levantar un 2-0 en los penaltis y Casillas paró dos seguidos, pero si el de Móstoles los detiene y sus compañeros no los meten, no salen las cuentas… Ramos también lo falló y Schweinsteiger convirtió el último. Fin de la historia.

Ni Madrid ni Barsa estarán en la Final de Münich, de largo, los dos mejores equipos del mundo, pero el fútbol es tan grande por este tipo de cosas. Muchas formas de jugar, muchas maneras de ganar y otras tantas de perder… Por cierto, nada que reprochar a los jugadores, que se vaciaron, literalmente, sobre el terreno de juego.

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