Una pareja tarifeña pierde la custodia de su hijo por criarlo sin los cuidados esenciales

IAM/Redacción Según informa Andros Lozano en el Diario EL ESPAÑOL, una pareja de Tarifa ha perdido la custodia de su bebé de un año después de que por parte de la Junta se le retirara al niño tras tener que ingresar éste en el hospital con “anemia grave” y “malnutrición” debido a la crianza que recibía, “sin pediatras ni vacunas”.

 

El Diario narra que el día que el bebé cumplió su primer año, el pasado 3 de enero, la Junta de Andalucía ya les había retirado la custodia de forma temporal. La Consejería de Igualdad y Políticas Sociales les acusa de “desamparo” y asegura que se trata de “un caso de negligencia muy grave”, vinculada con la alimentación y los cuidados sanitarios del niño. En cambio, los progenitores del bebé afirman, en conversación con EL ESPAÑOL, que la decisión del Ejecutivo de la socialista Susana Díaz está basada “en pura ideología”, debido a que ellos han optado por “la crianza con apego, fuera de las leyes que marca esta sociedad”.La pareja cuenta que llevó a su hijo el 15 de noviembre de 2017 a un hospital público comarcal después de que el bebé tuviera un pico de fiebre de 38,8 grados. Según el informe redactado por la Consejería de Asuntos Sociales de la Junta, el bebé presentaba “palidez cutánea”, estaba “desnutrido”, tenía “escasa masa muscular” y presentaba “deshidratación en grado III”.Tras la primera valoración médica, los galenos decidieron trasladar de urgencia al bebé hasta el hospital Puerta del Mar, en la capital gaditana. Allí, el niño pasó una semana en la UCI por desnutrición y deshidratación. Se constató que el parto del bebé se produjo en el domicilio, que el recién nacido no había recibido ninguna de las vacunas obligatorias y que sus padres no lo habían llevado al “pediatra”.En el informe redactado a posteriori por la Junta se recoge que el bebé se alimentaba en exclusiva de leche materna y que durante su estancia hospitalaria se le cayó la vía debido a que la madre “lo tiene permanentemente en brazos”.También se explica que la madre, estando ingresado el niño, en todo momento quería tenerlo en contacto con su pecho “aunque no mamase”, lo que provocó que el menor vomitara. El niño pasó a planta el 23 de noviembre de 2017 con un cuadro de “anemia megaloblástica” y “sospecha de encefalopatía por privación de vitamina B12 prenatal y posnatal, y desnutrición grave”.El 30 de noviembre la Junta les acusó de desamparo y les retiró de forma temporal la custodia del niño. Ahora el bebé está con un hermano de su padre y la pareja de éste. Sus padres sólo pueden verlo durante una hora dos veces por semana.Los padres sostienen que la Junta de Andalucía “miente” cuando señala que su hijo nunca había pasado por el control de un pediatra. Dicen que el abuelo del niño es médico, que fue él quien se percató de que su nieto podía tener anemia al verle “las orejas amarillentas” y que dos semanas antes de acudir al hospital lo llevaron a la consulta privada de un pediatra.La madre del bebé asegura que, en contra de lo que mantiene el Gobierno de Susana Díaz, el niño no solo se alimentaba de leche materna y la abogada de la familia, en el informe de alegaciones presentado, asegura: “La crianza se desarrolla con normalidad. En torno a los 5 o 6 meses de vida se comienzan a introducir en la dieta del niño, de forma progresiva, los siguientes alimentos: plátano, purés de calabaza, patata, boniato, zanahoria, diversas frutas, cereales y pan. Los padres deciden no vacunar”.La madre puntualiza las palabras de su letrada. Dice que ella y su pareja, tras informarse “concienzudamente”, optaron por no vacunar al bebé durante los dos primeros años, “hasta estar bien formado”, y que luego valorarían si lo hacían o no.También niega que sean vegetarianos estrictos y que esa sea la razón de la desnutrición del bebé. “A veces comemos pescado e, incluso, jamón. Pero eso no tiene nada que ver. La cuestión es que nosotros fuimos al médico con nuestro bebé y nos volvimos sin él por una razón puramente ideológica”, subraya esta madre, que concluye que “nunca nos imaginamos que pudiéramos llegar a este extremo”.

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