La guerra; la derrota de la palabra y el olvido del pasado. Por José Hidalgo de Castro

Cuando escribí en días anteriores que no habría guerra, me equivoqué completamente. A este equívoco contribuyó mi creencia de que la historia debe tener como función principal; por un lado, conocer el pasado, y por otro y desde ese conocimiento, no volver a repetir los mismo errores que anteriormente se cometieron, por el bien de la humanidad, que es, en definitiva, lo que al ser humano le interesa, No obstante, no sólo fue esa creencia, sino que, la soberbia de los hombres nos lleva, también, a olvidar cosas mucho menos sofisticadas, y es que, el hombre es el único animal que, “tropieza dos veces en la misma piedra”, aunque ese tropezón provenga, las más de la veces, por el desequilibrio mental de algunas personas. 
Parecía imposible y lo más alejado de la realidad que tenía, es que, en los tiempos que estamos, pudiera ocurrir una guerra como la que se está llevando a cabo entre Rusia y Ucránia, con la posibilidad de convertirse en un conflicto cuasi planetario con la entrada en juego de las armas nucleares, donde sólo quedarían como sobrevivientes las cucarachas y las ratas.
También olvidamos las palabras que fueron un lema en Julio César “sí deseas la paz, prepárate para la guerra”.  Y, no sólo no nos hemos preparado para la paz, porque parecía tan horroroso la guerra, que hemos pecado de incautos; es que, en un momento de emergencia, mundial, con pandemia incluida, seguimos cayendo en el mismo error, y con Putin ya no valen medias tintas.
Si recordamos el pasado más reciente de II Guerra Mundial, ya, porque mañana puede ser tarde, la creación de un mando militar único en Europa, como región mas afectada, se debiera de haberse creado hace tiempo, y que contara, sin reparo alguno y, apartando los intereses particulares de los países que la componen, en por de bien común, con todos los efectivos y armamentos militares, convencionales y no convencionales a su disposición. Pero no ha sido posible ni se siquiera si se ha intentado y, no se ha llevado a cabo porque Europa se parece más a un mercadillo de intereses, que a la solidaridad que unión de unos seres que habitan un mismo lugar, impone. Sólo Vale el, dinero, lo material y, un pueblo sin principios es un pueblo muerto.
Hoy, tenemos que hacernos a la idea (esa idea del sacrificio necesario que se abandonó de forma tan irresponsable) de que nos puede tocar hacer algunas o muchas privaciones (depende de la reunión conjunta Ruso -Ucraniana que se va a celebrar) dando por hecho de que, en todos los sentidos y en todas las facetas de nuestras vidas, no tocaría apretarnos el cinturón. 
Estamos ansiosos sólo de diversión, cuando la vida tiene por lo menos dos caras, pero la fea la escondemos como si no existiera, pero, no, está ahí, como un monstruo inservible, pero que, cuando menos se espera pega unos coletazos

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