Inflación y Cacharritos de la Feria a mitad de precio. Por Rafael Fenoy

Desde las 150 pesetas del 2002, el precio de las atracciones ha subido a tres euros. Esta noticia se publicaba en agosto de 2015. Hay que recordar que 1 euro tenía el valor de 166,66 de las antiguas pesetas. En esta Feria Real de 2022 subirse a una atracción de feria se hace ¡A 5 euros, a 5 euros!, ¿quién da más por menos? Es curioso pero la Comisión Nacional de la Competencia no analiza como en este sector la homologación de precios parece estar reñida con la libre competencia. Esta sintonía de precios resalta aún más cuando en todas las Ferias hay un día que el viaje en los “cacharritos” se ofrece a mitad de precio. Pues sí, el día de los “cacharritos”, todas las atracciones están a 2,5 euros. Y claro, la Feria se pone de bote en bote. Miles de familias llevan a sus retoños a que puedan disfrutar de esa ilusión y alegría. Evidentemente al dinero que cuesta, hay que añadir los tiempos de esperas, las colas, para la taquilla y para subirse. Un tiempo medio importante el que dedica una familia de 4 personas, en combinaciones varias: pareja y dos niños, hija-o más amigo-a, Madre más familiar y 2 niños-as… En ese día todo parece que son ventajas y la alegría se apodera del Real. Todos ríen, la alegría y la ilusión de las miradas infantiles reconfortan a las familias que, por unos instantes, pueden olvidar las preocupaciones y esa tarde noche están dispuesta a tirar la casa por la ventana. Por otro lado desde la perspectiva de los “feriantes” es el “maná” que les permitirá hacer un buen “agosto” para tirar todo el año, porque eso de ir de feria en feria se las trae.

Y hasta aquí todo es humanamente comprensible. No obstante conviene llamar a las cosas por su nombre y en ese día señalado nada está a mitad de precio, aunque el aumento del consumo lúdico se deba a esa ilusión infantil y del empeño de las familias por hacerla real. Cuando el personal es invitado a ir a la Feria porque las atracciones dicen que están todas a mitad de precio, realmente eso no es así. Porque es evidente que si se cobra la mitad de lo que vale subirse a una atracción de feria, también el tiempo de disfrute de la misma se reduce en igual medida. Si realmente los “cacharritos” estuvieran a mitad de precio, por el tiempo que ofrecen, que es la mitad del ordinario, el precio de cada sesión debería ser de 1,25 euros y no 2,50 euros. Si de ordinario por 5 euros el cacharrito da 10 vueltas, por 2,5 euros sólo da 5, de hecho el precio de la vuelta no ha sufrido ninguna reducción. Como al fin y al cabo la infancia, ilusionada sólo con subirse, no se percata de ello, pues todos contentos: Los niños pueden montarse en el doble de cacharritos, las familias no gastan más de lo previsto y los feriantes obtienen mayores ingresos.

Porque esta estrategia comercial que pretende mantener e incluso aumentar el consumo también se desarrolla en productos de consumo ordinario de primera necesidad. Por ejemplo las tortas marca “X” empaquetadas en 10 unidades, mantienen el precio, pero reducen casi a la mitad su peso y tamaño. ¿Otro ejemplo? Las barras de pan van menguando manteniendo su valor, creando la falsa ilusión de que los precios se mantienen. Y cuando es más complicado en los carteles de los precios se reduce el peso y se mantiene el valor. Por ejemplo los Arándanos: el kilo costaba no hace mucho 10 euros, y así se anunciaba. Ahora el cartel dice 4 euros, pero es un cuarto de kilo, lo que supone que ha pasado a valer el kilo 16 euros. Ojalá en esto del comer se pudiera satisfacer el hambre comiendo menos vueltas como los Cacharritos de la Feria. Pero ¡va a ser que no! Porque el cuerpo para mantenerse requiere de nutrientes y si estos suben y suben de precio las posibilidades de sueldos muy, pero que muy ajustados, no pueden mantener el consumo vital. Quienes gobiernan deben tener presente el dicho de que “con las cosas de comer no se juega” y tampoco deben olvidar aquello de -¡Lástima! Ya que tenía acostumbrado a mi mula a no comer, va y se me muere. –No se ría, que esto es al fin y al cabo lo que sostienen aquellas mentes preclaras que arremeten contra la subida de salarios porque eso dispararía la inflación. Si sigue la escalada de subidas de precios de los productos de primera necesidad tendrán los gobernantes que poner pie en pared y regularlos, porque cuando las gentes mueren de hambre ¿Importará algo la inflación?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *