Lo tuyo es puro teatro. Se levanta el telón. Por: Rafael Arroyo S

IAM/RAS Se levanta el telón y ante los espectadores aparece: Un decorado minimalista para una sobria puesta en escena. Dos actores honrados por creer en lo que hacen.     

 

Dos auténticos “profesionales” del teatro amateur contando la historia de dos hombres heridos y maltrechos en su dignidad y en su economía, al estar atravesando una de esas etapas de la vida en las que todo parece abocado al desastre. “El crédito” es una obra teatral en la que un desesperado cliente solicita al director de una sucursal bancaria una cantidad dinero para salir de la crisis en la que se ve inmerso.               El director de la sucursal, prepotente e inflexible, se niega a conceder el crédito a una persona desconocida e insolvente, sin sospechar los giros que puede dar la vida. Años atrás, ante tal negativa, cualquier persona hubiese salido de la sucursal bancaria con el rabo entre las piernas maldiciendo su mala suerte y sin ganas de volver a aparecer por ella hasta no encontrar un buen avalista; hoy día, nadie se conforma tan fácilmente cuando le deniegan un crédito y, a veces, acuden a las artimañas más inverosímiles para conseguir que sea atendida su petición.“El crédito” es una obra teatral delicada e hilarante. Cimentada sobre un texto inteligente que puede ser al mismo tiempo veraz y surrealista; una representación que te envuelve y atrapa en una permanente sonrisa salpimentada con carcajadas de buenos decibelios que, sin llegar al empalago, dan sabor y ritmo a la batalla dialéctica de dos personajes enfrascados en una permanente confesión, para descubrir a través de ella, las necesidades y miserias de ambos: una crisis sentimental latente, y una crisis económica evidente. El autor de la obra es “Jordi Galcerán”, dramaturgo, guionista y traductor con numerosos premios nacionales e internacionales en su haber; a destacar: el premio “Ercilla de teatro”. Premio “Mayte” y premio Max al mejor autor teatral. También es autor, entre otras, de: “El método Grönholm”. “Palabras encadenas” o “Burundanga”.

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