Ni de derechas ni de izquierdas. Por Ángel Luis Jiménez

El filósofo francés Jacques Rancière (Argel, 82 años) dice que el voto a la extrema derecha crece en cada elección y lo atribuye a la política “ni de derechas ni de izquierdas” hoy tan en boga en Europa.

En Francia llaman a las tres décadas de crecimiento económico, pleno empleo, reducción de las desigualdades y desarrollo del Estado de bienestar posterior a la II Guerra Mundial, los “treinta gloriosos”. En cambio, el filósofo Rancière titula su último libro “Les trente inglorieuses”, refiriéndose a las tres décadas que van desde la caída del imperio soviético en 1991 al asalto al Congreso americano en 2021.

Rancière trabaja en su libro con dos ideas originales. La idea de la igualdad de las inteligencias, vista no como un objetivo a lograr, sino como el punto de partida de la emancipación. Idea alejada de la tradición, tan de izquierdas, que vive de explicar a los explotados las leyes de la explotación y el mercado.

Y la idea del “consenso” como disolvente político, que no significa entenderse, sino “consentir porque las cosas son como son y no hay otra manera de hacerlas” en esta ortodoxia económica neoliberal. Pero nada es inevitable, según Rancière.

Vox, para Ranciére, no es lo contrario de la cultura del consenso, sino la radicalización de la amenaza: o ellos o el caos, y con esta idea tomaron el centro de la escena política de las elecciones andaluzas, cuyo resultado no fue el que esperaban. Igual que ocurrió en Francia donde la candidata Marine Le Pen obtuvo frente al presidente Emmanuel Macron, alias “ni derechas ni de izquierda”, más de 13 millones de votos, pero no la presidencia de la Republica.

Quienes pretenden luchar contra la ultraderecha sin rascar la superficie del consenso político-económico acuden a teorías sobre su ascenso que no responden a la realidad. Por ejemplo, cuando hablamos de racismo, lo achacamos a las clases sociales desfavorecidas por la modernización económica, los atrasados del progreso, los petits blancs, etcétera. Pero en español no hay ningún término equivalente a petits blancs, o al white trash anglosajón, que identifica al hombre obrero blanco arrinconado por minorías étnicas. Aunque la teoría del miserabilismo del voto a la ultraderecha que atribuye su ascenso a los pobres resentidos también forma parte del paisaje español.

Este discurso acaba por mostrar que los antirracistas tienen, a la hora de estigmatizar a los “atrasados” racistas, los mismos reflejos que estos respecto de las “razas inferiores” y su doble desprecio por los antirracistas de los barrios acomodados que pretenden darles lecciones. Pero, al final, la lección esencial es que los populistas ultras si llegan al poder son una catástrofe que las democracias no se pueden permitir.

Por supuesto, esto no quiere decir que no haya ninguna relación entre el voto a la extrema derecha y la agravación de las situaciones económicas y sociales. Pero el hundimiento de los partidos de izquierda ha permitido a la extrema derecha apropiarse de ese discurso, y utilizarlo en su beneficio, aunque no tengan interés ninguno en luchar y resolver esas situaciones de desigualdad.

El discurso y ascenso de la extrema derecha, tanto en Vox como en Trump, no puede analizarse solo en términos de resentimiento, sino sobre una imagen en la que sus votantes les gusta reconocerse. La izquierda, ahondando en su visión sociológica de la política, tiende a explicar el auge por la ignorancia (falta de estudios) o la desesperación (económica), cuando la realidad es que el fascismo resulta muy cómodo porque no exige razonar.

Existe un pseudomaterialismo que ignora el juego de las pasiones en la esfera política, no se da cuenta que los intereses han pasado a un segundo plano. Igualdad y desigualdad no solo representan magnitudes. Son pasiones. El discurso que utiliza Trump no es ningún misterio, es la pasión por la desigualdad, la que permite a los ricos y a los pobres encontrar una multitud de inferiores sobre los que mantener a cualquier precio su superioridad. Una advertencia a modo de pregunta nos deja Ranciére en su libro… ¿Quién parte hoy de la idea de la igualdad de la inteligencia como punto de partida de la emancipación?

8 comentarios

  1. En todo el artículo lleno de reflexiones, solo he leído las palabras, ultraderecha y fascismo, no he leído ni una sola vez las de ultraizquierda y comunismo, para mí está es la verdadera causa del auge de la ultra derecha, la unión de los socialistas a los ultras de izquierdas, tan dañinos o más que los otros. Es simplemente un efecto de reacción.

  2. Si el centro derecha y el centro izquierda tienen más puntos en común entre ellos que diferencias, porqué ese empeño de unirse a los extremistas de uno y otro lado para gobernar antes que hacerlo entre ellos.

  3. Es un análisis incompleto para el caso de España, ya que aquí hay que contemplar los nacionalismos vasco y catalán como factores decisivos a la hora de gobernar el país.
    Todo gracias a nuestro sistema electoral que premia el voto a estos nacionalismos por encima de lo que proporcionalmente les corresponde. Como el mal viene permitiéndose desde los comienzos de nuestra actual democracia, se ha e ahora harto difícil poder enmendado porque supondría en cierta forma la victimizacion de estos movimientos y, como consecuencia, un mayor reclamo electoralista a su favor. Solo si los dos grandes partidos estatales PSOE y PP consensuadas ciertas medidas evitarían los privilegios electorales de los que gozan estos partidos nacionalistas.

  4. Bueno…respetando todos los puntos de vista….como siempre falta el ingrediente principal para hacer el análisis completo….aquí claramente serían tres publicaciones para los que conocen profundamente el tema estas serían ideología práctica del barón kalergi adios Europa y a nivel más mundial pero claramente centrado en Europa los protocolos de los sabios de Sión…cuando dice el autor que el supuesto fascismo(más bien nacionalismo) es sencillo pues no piensan aquellos que lo defienden si bien una parte solo lo apoya pues ve y siente en sus carnes las consecuencias de la globalizacion otros no pueden defender la raíz de dichos movimientos ya que en los medios de comunicación actuales y buena parte de los anteriores no se debate sobre este tema ya que quien se atreva a mencionarlo puede ser incluso encarcelado…..decir 30 años gloriosos a las décadas del 90 al 20 es dar una loa al glorioso desmantelamiento del supuesto gobierno de “todos” por el de unos pocos que manejan las finanzas a nivel mundial….para terminar dos cosas la primera se puede decir hasta la saciedad que algo es un fraude para que la gente no lo lea(protocolos de lo sabios de Sión por ejemplo) pero al final la verdad se termina imponiendo pues es solo UNA y en segundo lugar aconsejar leer las carta de pike a manzzini a ver si adivinan que es el sionismo politico

  5. Dicho y explicado lo anterior sin haber leído el libro entiendo el razonamiento y me parece correcto en línea del objetivo histórico del llamado poder en la sombra como capitulo de disolución de la sociedad occidental desde sus raíces cristianas hacia el siguiente que es el que estamos viviendo ahora aumentando la discordia siempre latente a una situación difícil de explicar en las consecuencias finales a las que nos lleva dichos enfrentamientos….el materialismo falto de moralidad y ensalzado con el relativismo existencial(verdadera fuente de los males que estamos empezando a sufrir ahora) están creando una sociedad en la que los siete pecados capitales están en la cúspide de su reinado destruyendo los cuerpos y lo que es peor las almas……al final si no cambiamos el rumbo seguramente será un caos…..lo peor que hay es un pobre harto de potaje…eso es lo que somos ahora

  6. Cuando la ideologia se convierte en CREENCIA es imposible debatir . El nazismo fue un cataclismo que pasó; el socialismo mucho más mortífero; es una cataclismo que perdura, por desgracia para la humanidad, digan lo que digan sus voceros lacayos .

  7. Si el nazis fue lo que fue y el socialismo en su vertiente radical también trajo desastre pero según tu Antonio ¿cual sería el mejor sistema? ¿El capitalismo?

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