Palabras de A M O R en lunes. Lealtad con uno mismo Por Mário de Andrade

Por María Eugenia Manzano 

 
En este lunes de mayo quiero elegir las palabras con las que invitarte a parar, a hacer una pausa, a frenarte, y en un soplo de aire puro, de edad adulta y de viaje vital, me llega en forma de presente un texto que un ser de luz me regala. Que llegue hoy hasta ti. 
Te miro y me miro, nos veo. Te escucho y me escuchas, silencio. Si cierras un momento los ojos podrás atesorar el instante y tú, ya lo sabes, es hacia adentro. Hacia adentro, más allá, donde tocas tus anhelos. 
Respira. Descansa. Contempla. 
Párate por un instante. Ve por el sendero lento. 
Accede al lugar más selecto, al de la emoción exquisita, al del deseo… y con la punta de tus dedos, con el lápiz de Cortázar, con las  yemas de tus dedos, dibuja mis labios, pinto tu boca, nos detenemos. 
Abre los ojos. Escucha. 
No sólo el corazón palpita. 
Confía.
Existe un lugar, más allá de la gravedad, donde nos encontraremos. 
 
Que este lunes sea bueno. 
Que tú seas amado, que ames.  
Que encuentres la canción con la que cantes.
El sol en tu cara, la luz, la mañana, me abrazas, doy gracias, tú dices “de nada”… 
 
Que hoy también estés bien. 
 
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Lealtad con uno mismo
Mário de Andrade
 

Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante que el que viví hasta ahora.

Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los primeros los comió con agrado pero cuando percibió que quedaban pocos comenzó a saborearlos profundamente.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.

No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.

No tolero a manipuladores y oportunistas.

Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.

Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.

Quiero la esencia, mi alma tiene prisa…

Sin muchos dulces en el paquete…

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas…
Gente a quien los golpes duros de la vida le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.

Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan…
Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.

Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una.

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