No son suicidios, son asesinatos

En nuestro país, desgraciadamente, se están produciendo demasiados suicidios como consecuencia de desahucios calentados por fondos buitres opacos, sin una cara visible y normalmente radicados fuera de España.

Los desahucios en España no van a menos sino a más: 60.754 desahucios en el pasado año (22.330 por ejecuciones hipotecarias y 35.666 por impago de alquileres), más de 300.000 en los últimos cinco años. Desahucios realizados por los bancos para los fondos buitres con carteras hipotecarias morosas derivadas de operaciones estrellas como la compra del ladrillo del Banco Popular al Santander por Blakstone, o la del BBVA por Cerberus. La consultora Evercore cifra en más de 50.000 millones de euros la venta de carteras hipotecarias morosas realizadas por los bancos solo en 2017. Y que siga el negocio.

Cuando estos fondos buitres se hacen cargo de las deudas pendientes, aumenta la presión sobre unos deudores cuya situación de partida es de gran vulnerabilidad. Y lo más grave es que los gobernantes, que se llaman a sí mismos demócratas, están al servicio de los banqueros y los jueces, que participan de estos desahucios, eso sí legalmente, pero sin querer ver la trágica situación que conlleva un desahucio sin alternativa habitacional.

La Cooperativa CAES constata la creciente importancia de los fondos con sede fuera de España en los desahucios –tanto por impago de la hipoteca como por impago del alquiler-. Pero, ¿en qué se diferencia una ejecución hipotecaria instada por un banco de la de un fondo? Los bufetes de abogados y la PAH insisten en la importancia de que estas empresas carezcan de oficinas a las que el afectado pueda ir. En el mejor de los casos, tan solo un correo electrónico o un teléfono. Estos fondos son entes sin cara, lo que les convierte en más duros e implacables que los bancos. 

Por eso, la entrada de los fondos en el mercado hipotecario y de alquiler ha aumentado la vulnerabilidad de los afectados. Y son los responsables de la subida de los precios de alquiler y del aumento de los desahucios. Los fondos, en vez de actuar como caseros razonables, parecen buscar el impago de los inquilinos, por pequeño que sea, para justificar una demanda de desahucio, con estrategias como las de cargar gastos que no corresponden a los inquilinos, a los que además no se les avisa de estos cambios. Todo esto nace de la especulación con un bien escaso como es la vivienda, y no tiene otra solución que la política, que algo tendrá que decir y hacer con esta terrible situación acompañada de trágicos sucesos.

Termino con unas palabras de la PAH a los bancos, fondos buitres y especuladores de las viviendas: Su riqueza está construida con la pobreza, la angustia y la sangre de la gente. No olvidamos, no perdonamos.

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