Todos son Bárcenas.Por: Ángel Luis Jiménez

Por fin se ha estrenado en este país el largometraje “B” (Bárcenas), inspirado en la obra dramática Bárcenas-Ruz, exitosamente teatralizada por Albert San Juan a partir de un libreto de Jordi Casanova. Esta obra recrea fielmente la declaración de Bárcenas en Tribunales del 15 de julio de 2013, cuando desgranó mucho de los apuntes sobre la contabilidad B del Partido Popular. Todo lo que aparece en el guión forma parte de la transcripción de lo declarado por el extesorero ante el juez Ruz en la Audiencia Nacional. Una recreación que, según sus creadores, ha sido “lo más cercana posible a la realidad” para hacer sentir al espectador la corrupción en primera persona. En algunos momentos la película flirtea con el western. Un duelo de dos pistoleros veteranos como alegoría de la lucha entre la corrupción y la justicia. Ruz-Bárcenas recrea un duelo entre el magistrado que pregunta y el corrupto que declara. Y en el que cada uno busca las respuestas a sus propias incógnitas.Su director David Ilundain dice que “hubo momentos de notar el miedo”. Cuando empezaron a buscar financiación solo encontraban trabas, por lo que hubo que financiarla mediante crowdfunding o micromecenazgo (600 mecenas pusieron 60.000 euros para llevar Bárcenas al cine). En determinadas conversaciones el director pensaba “¿Por qué estoy hablando de esto?”. No concreta ni con quién, ni sobre qué eran esas conversaciones, solo confirma que han sido varias parecidas y en distintos ámbitos: producción, financiación, etc… Para terminar reflexionando “Si solo es una película…” ¿O no? Pues Bárcenas ha advertido que tiene aún todavía mucho por contar, revelando hechos más transcendentes de los conocidos hasta ahora. El deseo del director es que en los 80 o 90 minutos que dura la película la gente reflexione sobre un caso de sobra conocido pero que muchas veces se pierde entre la cantidad de titulares similares que se solapan a diario sobre la corrupción (Bárcenas, Gurtel, Rato, Eres, etcétera).La película “B” es un híbrido entre el documental y la ficción. Un texto real interpretado por actores. En esta cinta se ha intentado imitar lo que hubiera hecho un documentalista si hubiese estado presente en esa sala de la Audiencia Nacional aquel día de verano del mes de julio, cuando Luis Bárcenas comenzó a relatar episodios de financiación irregular del partido del Gobierno o a dar nombres de los miembros del PP, al que él siempre se refiere como “el partido”, que habían recibido sobresueldos. Aquí, una vez más, se cumple el tópico de la realidad superando a la ficción. Y como dice el director, David Ilundain, “este es el momento para esta película, porque forma parte de la realidad inmediata”, aludiendo al concepto anglosajón de “instant movie”.  Posiblemente se pierde perspectiva al hablar de un momento tan reciente y todavía vivo, pero se gana por otro lado, pues “el espectador tiene los sentimientos a flor de piel”, dice Ilundain.Nadie sabe todavía cómo acabará en los Tribunales el caso Bárcenas y la contabilidad B del Partido Popular. Algunos incluso citan “Tangentópolis”, el escándalo de corrupción que sacudió de raíz la política italiana con un balance final de 1.233 condenas de políticos, cuyos partidos llevaban medio siglo en el poder, y el cambio que se produjo en Italia en las siguientes elecciones del 5 de abril de 1992. En España no creo que ocurra así porque la derecha tiene la piel muy dura. Ahora Bárcenas, seguro y calmado, pero tan mezquino y cínico como siempre, seguirá hablando de la corrupción de los otros como si él no hubiera pasado casi 20 meses de su vida en una celda o como si no lo acompañara una sombra de corrupción tan grande que asusta -y mucho- a los que un día fueron sus compañeros en el partido que gobierna España. Pues sigue siendo el hombre que guarda las respuestas a muchas incógnitas sobre los mayores casos de corrupción política nacional de los últimos años 30 años.

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