La Sociedad Protectora de Animales recibe 20 perros abandonados al mes de media y adopta seis.

Hace 25 años un grupo de extranjeros residentes en el Campo de Gibraltar decidió crear esta Sociedad Protectora de Animales debido a la detección de diversos problemas por el abandono de perros en carreteras y calles de la zona. Solicitaron un terreno al Ayuntamiento de Algeciras y desde entonces, este colectivo ha recuperado y cuidado a cientos de perros en sus instalaciones del Rinconcillo.

Situadas en la Carretera de la Mediana, sin número, las instalaciones han ido creciendo a lo largo de los años, y hoy en día disponen de 23 jaulas, siete patios, zona para cachorros, zona ajardinada, gatera con seis jaulas, recepción, vestuarios para los voluntarios y una clínica veterinaria provisional. La protectora está construyendo ahora una clínica nueva, debido a sus nuevas necesidades. En total, las instalaciones acogen en estos momentos a 147 perros adultos, 20 cachorros (menos de cinco meses) y 60 gatos.

Una de las claves de la protectora es que no sacrifican a los perros. “Nosotros no somos una perrera y nunca sacrificamos a los animales, a no ser que haya que hacerlo por un estado de salud grave y sin remedio o en casos irrecuperables de agresividad. Siempre es en beneficio del animal”, aclara Paqui Borrego, responsable de las adopciones y de recibir a los animales en las instalaciones del Rinconcillo.

Adopciones

Si bien la Protectora recoge unos 20 perros abandonados al mes, tan sólo se producen unas seis adopciones, principalmente de cachorros, por parte de vecinos de la comarca que en muchas ocasiones los devuelven al poco tiempo. “En España hay mucho abandono y pocas adopciones”, señala Paqui. “Los españoles quieren cachorros que en realidad son como un bebé. Hay que tener mucha paciencia ya que hasta el año están aprendiendo. Hace falta mano firme, pero a la gente le cuesta y acaba devolviendo al cachorro”, explica.

Gracias a una protectora de Mijas la entidad campogibraltareña trabaja con una red de voluntarios europea para realizar adopciones en el extranjero. Al mes, salen de las instalaciones del Rinconcillo unos 20 perros, principalmente adultos, para viajar fuera de España hasta su nuevo hogar. “El concepto de adopción para los extranjeros es muy diferente”, explica la responsable. “A ellos se les realiza un preseguimiento y seguimiento y colaboran en todo. Continuamente mandan fotos del perro y cuentan cómo está y cómo se está adaptando. Esto en España nunca se hace”, señala Paqui. Además, los extranjeros prefieren perros adultos porque, al contrario de lo que se cree, “aprenden muy pronto”.

Recientemente, la Junta Directiva de la Protectora ha decidido hacer un seguimiento más claro de las adopciones que se realizan en la comarca, “pero somos pocos voluntarios y es difícil. Además, la gente se molesta y no entiende que se le haga un seguimiento al perro y se vea si está bien cuidado. Esa mentalidad es la que hay cambiar”, afirma la responsable de adopciones.

La protectora realiza “un cuestionario previo, alguna visita a la casa para el seguimiento y un contrato de adopción. Pero se necesitan más voluntarios porque nos cuesta llegar a todo”.

Una adopción responsable supone una “experiencia muy positiva”. Los animales “cuando encuentran afecto dan mucho afecto. Agradecen todo lo que se hace por ellos”. La mayoría de acogidas de perros adultos son muy satisfactorias, en cambio “devuelven más a cachorros”, señala Paqui.

El precio de la adopción es de 100 euros que cubren todos los gastos veterinarios. El perro sale de la protectora con las vacunas correspondientes, el chip, analíticas de sangre para diversas enfermedades y castrados, según establece la ley.

Ayudas y voluntariado

La protectora no cuenta con ninguna subvención oficial. Sí tiene algunas ayudas por parte del Ayuntamiento de Algeciras, que desde hace un año y medio se hace cargo del pago del agua, y colaboraciones de la refinería ‘Gibraltar-San Roque’ de Cepsa y del Puerto de Algeciras, a los que la Protectora presta un servicio de recogida de animales.

La entidad se mantiene gracias a la ayuda económica del socio fundador y de unos 300 socios, cifra que “ha bajado un poco debido a la crisis”. La aportación es trimestral con un mínimo de 15 euros.

En cuanto a los voluntarios, la protectora cuenta con cuatro personas fijas que trabajan por las mañanas, además de otras personas que acuden a ayudarles. Paqui Borrego hace un llamamiento a las personas “amantes de los animales y que disponen de un poco de tiempo para que nos ayuden en las instalaciones. Se trata de un trabajo muy gratificante”, afirma.

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