Beñat, disfrazado de francotirador, asalta el Sánchez Pizjuán

 

Foto cedida por la página web oficial del Betis

 

TCAM-NACIONAL/DAVID SAN JOSÉ

Ayer tuvo lugar la prueba más evidente de que un sólo hombre puede ser capaz de ganar un partido. Dos genialidades le sirvireron a Beñat para dar tres gloriosos puntos a su equipo. Y eso que fue el Sevilla el que salió lanzado a por el encuentro, encerrando al Betis en su campo. Fruto de ese dominio llegaría el primer gol para los de Míchel. Trochowski ponía al área un centro chut que recogía Negredo para, con un toque sutil, poner el primero en el tanteador.

Puede que fuera inconsciente pero, tras el gol, el Sevilla dio un pasito atrás y el Betis comenzó a utilizar la velocidad de Jefferson Montero por la banda, ayer en plan puñal. Pero unas veces Rubén Castro y otras Pozuelo no acertaban a finalizar la jugada.

Cuando la primera mitad tocaba a su fin, una falta en la frontal a favor del Betis aceleraba los corazones sevillistas. El lanzador… Beñat Etxebarría, el mismo que marcó un golazo en el partido de ida. Y lo volvió a hacer. El vasco goza de uno de los mejores golpeos de toda la Primera División y lo utilizó para batir a Javi Varas con un lanzamiento medido, al palo del portero, que pegó en el poste antes de introducirse en las mallas.

Era un golpe durísimo para el Sevilla, que ya se veía embocando los vestuarios con ventaja en el marcador. Tras el descanso, los de Nervión tomaron el mando y quisieron dominar el juego, pero no serviría de mucho, ya que no había profundidad.

En este sentido, cabe destacar la gran labor colectiva del Betis, que ahogó el fútbol del Sevilla. Paulao se mostraba infranqueable en la zaga verdiblanca. Así se desarrollaría el segundo acto, que tendría un final similar al de la primera parte.

Corría el minuto 92 cuando el Sevilla cometía una falta muy tonta en la frontal del área. Rezos en la grada ante la mirada impasible de Beñat, que volvía a amenazar con el gol. Los sevillistas contenían la respiración, porque la clase de este jugador es infinita. Esta vez se inventaba un golpeo raso, por debajo de la barrera, que había saltado para evitar el balón áreo… el resultado fue un golazo que sirve para dar una victoria al Betis en el siempre vibrante derbi sevillano.

Se acaban los adjetivos para calificar a un jugador reinventado por Pepe Mel. El equilibrio que da en el centro del campo es proporcional a su clase. Desborda calidad por los cuatro costados. Es cierto que tiene un problema genético que le hace engordar muy rápido pero, si se cuida, puede llegar a ser uno de los grandes jugadores de la Liga española.

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