Privatizando la vida.Por: Ángel Luis Jiménez

 IAM/ALJEste Gobierno desde que ganó las elecciones en noviembre de hace dos años nos repite machaconamente que los servicios públicos son un desastre y que hay que privatizarlos en beneficio de todos los usuarios. Aunque la realidad es para beneficiar solo a unos pocos empresarios: los suyos. Como ocurre, por ejemplo, con el fichaje por Iberdrola del marido de la Cospedal, que le garantiza a dicha empresa más facilidades, sablazos y subidas para los usuarios de sus servicios eléctricos.De hecho, la vía privatizadora es dominante en los municipios andaluces en poder del PP. Cada alcalde nuevo quiere que el mundo del negocio entre a saco en los transportes públicos, la sanidad, la educación, el cementerio, la basura, y quizá el aire, pero  convenientemente depurado como tendría que estar en el Campo de Gibraltar. Hay demasiada polución y contaminación y se hace poco. Aunque al final ocurriría como con el agua mancomunada que no se depura, pero si se cobra.Se nos dice por el PP que privatizando los servicios, el usuario o cliente -al usuario lo llaman cliente para transformar a los ciudadano en clientes forzosos de los empresarios- percibirá la importancia que tiene el cuidado de un bien público, valorándolo y haciendo un uso responsable del mismo. Dichas así, estas palabras parecen meditadas y razonables, aunque en el fondo demuestran una rotundidad autoritaria y un trato infantilizado de los ciudadanos que no perciben o no saben darle la importancia debida a las cosas. No saben cuidar los bienes públicos, ni los valoran, y por eso hay que privatizarlos. ¿Cómo? ¿Qué dicen?Hay que abrir los ojos y darse cuenta que este es el lenguaje o la forma de hablar de los propagandistas, embaucadores y vendedores de mitos. Y uno de los mitos en circulación que han existido siempre, pero que ahora promocionan mejor que nadie los del PP, es que los empresarios tan preocupados por sus beneficios, al mismo tiempo están favoreciendo a todo el mundo. Sin embargo, la realidad es que en los últimos años tenemos abundancia de ávidos empresarios que anteponen su propio y máximo beneficio a las normas y las leyes vigentes, y además quieren ganar mucho dinero en el menor tiempo posible.Pero lo más grave es que no aprendemos y seguirán y seguiremos repitiendo como urracas las fabulas privatizadoras. Seguirá el desmantelamiento gradual de todo lo que es compartido, común y dependiente de los impuestos que pagamos los ciudadanos. Y seguirán privatizando nuestras vidas, por eso tengo muy claro que si ahora no hacemos nada, luego será demasiado tarde. Y el que avisa no es traidor.

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